La escritora Mariana García Luna habló con SinEmbargo sobre su libro El olor de las orquídeas, “en el que habla del amor en todas sus manifestaciones en un mundo idílico y utópico”. 

Ciudad de México, 23 de diciembre (SinEmbargo).– La idea con la que nació El olor de las orquídeas (HarperCollins) surgió de un sueño que Mariana García Luna, su autora, tuvo hace 20 años. “En mi sueño yo vi orquídeas y yo no sabía que las orquídeas crecen en el Amazonas, y bueno soñé más cosas en este sueño que son como lo que me llevó a desarrollar la novela”, platicó en entrevista con SinEmbargo.

La novela transcurre en dos tiempos. En uno, en los años cincuenta, Raquel y Alejo tratan de llevar a flote un amor que lidia con los prejuicios del padre de ella, quien les impide verse y al descubrir que sus designios son desobedecidos lleva a su hija a París, un castigo que llevará a Alejo a la Amazonía peruana. En el otro tiempo están Carmina y Santiago, junto a Nana, muchos años después, enfrentando otro tipo de obstáculos. 

“Son tres mujeres y dos hombres, son dos parejas espejo en diferentes épocas y una chica que es una chamana”, ahondó Mariana.

Todos estos cinco personajes se verán relacionados con un vestido de novia, y cada uno de ellos narrará la historia desde su propia perspectiva, aunque alguno tenga que hacerlo desde la mismísima muerte, señala la reseña, convertido en un fantasma que vaga por el Amazonas.

“Cada uno de los personajes principales narrará desde su propia vida y desde su propia voz, esta relación que cada uno de ellos tiene con este mágico vestido de novia y con esta cuestión de las orquídeas que tiene que ver en el Amazonas”, compartió Mariana. 

Y añadió: “El vestido de novia es un símbolo que tiene que ver mucho con la unión del amor sentimental, sobre todo, pero si nosotros estudiamos y si vamos al trasfondo y al pasado tiene que ver mucho más que eso, ahora nosotros lo hemos convertido incluso en un símbolo muy femenino, como que el vestido de novia es importante para la mujer y no para el hombre, y en esta novela no, tiene que ver con el hombre, mucho tiene que ver con el hombre, la relación que puede tener con este mágico vestido de novia y es parte de la propuesta de pensar que las cosas tienen que ser o masculinas o femeninas, y que lo masculino o femenino tiene que ser para el masculino y para el femenino”.

Mariana además señaló cómo el camino al que ha llegado hasta el día de hoy para tener el libro ya publicado tuvo “algunas etapas medio tortuosas, otras muy gozosas, de mucho aprendizaje, de muchas experiencias”. Como parte de este camino ella fue a la Amazonía peruana, en un viaje de investigación, además de ir a París. “Estudié, me preparé para convertirme en escritora profesional, entonces sí ha sido un camino bastante largo, un camino de vida”, señaló.

Pero además del sueño que dio pauta a esta historia, Mariana García Luna reconoció que hay un componente íntimo que alcanza a cada uno de los personajes. “Mi familia es peruana y estos personajes son peruanos, esas son mis referencias. No es una novela autobiográfica, pero obviamente sí hay mucho de mí porque esta novela me costó 20 años de mi vida, crecimos juntas, entonces sí va mucho de mí, del mundo que me gustaría tener, del mundo que me gustaría ver, del mundo que me gustaría experimentar, y de todo lo que yo he aprendido en más de 20 años que quiero compartir al mundo”.

Precisamente, indicó, una de las cuestiones que la llevó a narrar la historia desde la perspectiva de cada uno de los personajes corresponde a su propia curiosidad de saber qué pasa por la mente de los demás. 

“A mí siempre algo que me enoja, me llena de frustración, es no saber lo que piensa mi pareja, no saber por qué actúa como actúa, entonces con esta motivación, dije a ver, voy a manejar un mundo en donde yo me pueda enterar qué está pensando el otro porque por ejemplo, si alguien te hace algo, tú vas a pensar que esa persona te lo hace a ti porque te tiene mala sangre, por que le caes mal, pero resulta que no, esa persona hizo eso no por ti, sino por él, por sus circunstancias, sí a lo mejor tuvo un súper mal día y pues se desquitó contigo, digamos, porque lo que esta persona percibe es a lo que la lleva a reaccionar de esa manera”, refirió.

De esta manera es que usa el vestido de novia como pretexto e hilo conductor para relacionar a todos estos personas y ver desde su perspectiva cómo viven cada una de las situaciones que enfrentan, “cómo se relacionan con la pareja según su pasado, su educación, su cultura, por qué hacen lo que hacen hasta que llega un punto en el que ellos mismos se cuestionan por qué hice lo que hice o por qué soy como soy, por que si quiero estar con esta persona no puedo, ya no tengo nadie que me lo impida, entonces por qué ya no puedo. Eso es un poco del mensaje o de la profundidad de los personajes, además de que se cuentan anécdotas y cuestiones fantásticas, utópicas e idílicas”.

En ese sentido, puntualizó que el vestido “tiene que ver con el amor, con el amor universal, no nada más con el amor sentimental o el amor romántico, tiene que ver con el amor universal y también hay un encuentro muy importante que tiene que ver con el amor a uno mismo”.